martes, 23 de junio de 2009

¿Qué es el Trabajo Infantil?


Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el término “Trabajo Infantil” abarca todas las labores que realizan las personas menores de 18 años. De acuerdo a las normas internacionales se considera inaceptable:

• Un trabajo realizado por un niño o niña, que no alcanza la edad mínima especificada para el tipo de trabajo que se trate (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas) y que por consiguiente, impida probablemente su educación y pleno desarrollo.
• Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño o niña ya sea por su naturaleza o por las condiciones en que se realiza y que se denomina “Trabajo Peligroso”.
• Las incuestionablemente peores formas de Trabajo Infantil, que se definen como: esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas, reclutamiento y utilización de niños y niñas en conflictos armados, prostitución, pornografía y actividades ilícitas.

La deuda de América Latina con sus niños


La humanidad siempre se ha jactado de la protección a la infancia, por ello se han creado innumerables instituciones para su protección, junto con organizar asambleas que se discute sobre el tema cuyo único fin es certificar el desarrollo integral de los menores en cada país.

Originándose así La Declaración Universal de los Derechos del Niño la cual es distribuida, expuesta, leída y comentada en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios.

Cabe destacar, que la convención sobre los derechos del niño es el instrumento de derecho humano que ha recibido una ratificación universal en los países de América Latina y el Caribe y que tiene carácter vinculante y jurídicamente obligatorio.

Resaltando uno de sus principios que se estaría violando al permitir el trabajo infantil, el número cuatro en la que da mención “El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados”.

¿América Latina cumple estos principios de protección?

Según La Organización Internacional del Trabajo “OIT” calcula que en América Latina, al menos 20 millones de niños y niñas están económicamente activos, lo que significa que uno de cada cinco menores trabaja.

El trabajo infantil en la región tiene una serie de rasgos distintivos y comunes. En primer lugar se asienta en el ámbito de la informalidad, ya que el 90% de niñas y niños trabajadores se insertan bajo ocupaciones de este tipo. La participación laboral infantil se ha igualado notablemente entre los sectores rural y urbano, y en la división por género, se tiende también a una proporción similar si tomamos en cuenta que el trabajo infantil doméstico, remunerado o no, ocupa a un gran número de niñas generalmente excluidas del sistema educativo. Se estima que al menos el 50% de la mano de obra infantil no recibe remuneración alguna, y aquellos que perciben algún salario, se sitúan muy por debajo de los niveles legalmente establecidos en los países.

Con estas cifras entregadas por OIT, queda de manifiesto que en la práctica no se está cumpliendo con los compromisos establecidos a nivel internacional para garantizar la protección a los menores, lo que resulta más triste es que estamos fallándoles a los hijos de América, quitándoles sus sueños e ilusiones trasformándolos en objetos de las actuales formas de producción, al más estilo revolución industrial.

Algunos estudios ya han demostrado una clara relación entre el trabajo infantil y la exclusión educativa.

¿Cuales son los riesgos?

Según las niñas y niños trabajadores se enfrentan constantemente a riesgos físicos que van desde inhalaciones tóxicas, quemaduras leves, hasta daños mayores como pérdida parcial de vista, mutilaciones, afecciones bronco/pulmonares, reacciones alérgicas, problemas dermatológicos y enfermedades infecto contagiosas. Estos riesgos están directamente relacionados con el tipo de actividad que desarrollan sin ningún criterio de seguridad.

En América Latina se ha detectado participación laboral infantil en sectores como la agricultura comercial, el trabajo doméstico, la minería artesanal de oro, la fabricación de ladrillos o la explotación sexual comercial infantil.

Como un verdadero ejército de mano de obra de reserva para labores que desagradan a muchas personas adultas y que no están dispuestas a cumplir por una suma de dinero reducidas y que un niño por necesidad de ayudar a sus padres lo hará sin reclamaciones por cualquier suma de dinero.


¿Quiénes son los más perjudicados?

Los niños y niñas que viven en los hogares más pobres y en zonas rurales tienen más probabilidades de ser víctimas del trabajo infantil. Por lo general, el trabajo doméstico recae en su mayor parte en las niñas. Millones de niñas que trabajan como empleadas domésticas están expuestas a la explotación y el maltrato. El trabajo suele interferir con la educación de los niños y niñas. Velar porque todos los niños y niñas vayan a la escuela y reciban una educación de calidad son las claves para prevenir el trabajo infantil.


Los desafíos para nuestro continente

A través de informes realizados por la OIT, se señala que en América Latina existe una necesidad de controlar el trabajo infantil ya que muchas familias pobres, especialmente hogares que conforman una estructura monoparental liderado por mujeres que deben obligar a sus hijos a trabajar para apoyarlas económicamente. Aunque el trabajo dificulta la escolaridad, y en muchos casos la impide, el trabajo infantil ha dejado de ser sinónimo de deserción escolar.

En tal sentido, la OIT llama a los gobiernos de la región a emprender la reforma educativa como un instrumento prioritario del combate contra el trabajo infantil. Según La Organización Internacional del Trabajo en su oficina regional para América Latina y el Caribe, nuestro continente se encuentra trabajando con el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT, tiene como objetivo la erradicación progresiva del trabajo infantil, a través del reforzamiento de las capacidades de los gobiernos para enfrentar los problemas relacionados con éste, mediante la creación de un movimiento mundial de lucha contra el trabajo infantil. El punto de partida de toda acción del IPEC es la voluntad y el compromiso político de cada gobierno para enfrentarse a la temática del trabajo infantil en colaboración con las organizaciones de empleadores y de trabajadores, otras ONG y con sectores relevantes de la sociedad, como son las universidades y los medios de comunicación.

Trabajo Infantil en Chile


El trabajo infantil se ha transformado en un obstáculo real para la educación de niños, niñas y adolescentes, ya que afecta su rendimiento, su capacidad de concentración, su motivación, causando retraso escolar y a mediano plazo, deserción del sistema escolar.

En nuestro país, las cifras totales indican que las regiones del Bío-Bío, de Los Lagos, Valparaíso y la Metropolitana, concentran la mayor cantidad de personas entre 5 y 17 años que no asisten a la escuela por estar trabajando o realizando quehaceres del propio hogar.

¿Qué se está haciendo en chile para resolver este problema?

Nuestro gobierno, está trabajando conjuntamente con la OIT, en acciones encaminadas primeramente, al análisis de la situación del trabajo infantil en el país, en la elaboración de un plan nacional, que genere políticas para la prevención y protección de niños y adolescentes trabajadores, en la implementación de programas nacionales, que brinden especial atención a los menores de 18 años que trabajan en condiciones inaceptables, en actividades o condiciones peligrosas.

En 1996, comenzó el apoyo del programa IPEC de la OIT a Chile. A lo largo de este tiempo, la asistencia técnica y financiera llegó al país a través de diversos proyectos emprendidos por el IPEC con financiamiento de países donantes como España, Noruega, Canadá, Países Bajos y Estados Unidos.

Entre ellos:
• Programa Regional de Trabajo Infantil en América Latina, que apoya desde 1996 el desarrollo de políticas nacionales, la generación de conocimientos, la movilización social, entre otros (país donante: España).
• Programa de Información Estadística y Monitoreo de Trabajo Infantil, SIMPOC, que apoya desde 1998 la realización de Encuestas Nacionales de Trabajo Infantil en todo el mundo. En Chile, financió el Proyecto Diagnóstico Nacional del Trabajo Infantil y Adolescente e Identificación de sus Peores Formas (país donante: Noruega).
• Programa Nacional de Prevención y Eliminación de la Explotación Sexual Comercial Infantil en Chile, desarrollado entre 2002 y 2005 (país donante: Canadá).
• Programa Fortalecimiento de la Organización Sindical en la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil a través de la Educación, que se realizó en Chile entre 2003 y 2004 (país donante: Reino de los Países Bajos).
• Programa Regional de Prevención y Eliminación del Trabajo Infantil Doméstico y Explotación Sexual Comercial Infantil, desarrollado en Chile, Colombia, Paraguay y Perú, entre 2004 y 2007. El programa fue conocido bajo el nombre Tejiendo Redes contra la Explotación de Niños, Niñas y Adolescentes (país donante: Estados Unidos).

El 2002, mismo año en que OIT instituyó el Día mundial contra el Trabajo Infantil, Chile se sumó a esta conmemoración. A partir de entonces, todos los años se efectúan campañas de sensibilización y actividades en distintas zonas del país.



Cifras de trabajo infantil


Cifras de Trabajo Infantil en América Latina

Según la OIT en Latinoamérica, las tasas de participación de los niños en la actividad económica son del 17%, centrándose mayoritariamente en niños con un 67% a diferencia de las niñas con un 33%.

La actividad productiva con una mayor incidencia es la agricultura, la caza, la pesca y la silvicultura (70,4%). Las con un menor porcentaje son las canteras y minas (0.9%)

Chile es el país con un menor porcentaje de Trabajo Infantil en las edades de 10 a 14 años a nivel latinoamericano.

En los países que se concentra la mayor cantidad de población de infantes en actividad productiva son: Ecuador, Guatemala y Brasil.


Cifras de Trabajo Infantil en Chile:

En el 2003, se levantó la Primera Encuesta Nacional de Actividades de Niños y Adolescentes, especialmente diseñada para medir el trabajo infantil. En Chile, alrededor de 196 mil niños, niñas y adolescentes laboran para el mercado más de 1 hora a la semana (5,4%) y 42 mil (1,2%) realizan trabajo doméstico para su propio hogar por más de media jornada a la semana. De los que trabajan para el mercado, 107 mil (3%) lo hacen en condiciones inaceptables: no asisten a la escuela, laboran en la calle y/o en jornadas extensas o nocturnas.

Las ocupaciones más frecuentes de niños, niñas y adolescentes que realizan trabajo inaceptable en las ciudades son: las de vendedor, mesero y empaquetador de supermercado. En segundo lugar están quienes trabajan ayudando a sus padres en el cuidado de autos o en la construcción.

En las zonas rurales, en tanto, se reveló que casi la totalidad del trabajo infantil inaceptable es en el sector agropecuario en ocupaciones como recolección, siembra y cuidado de animales.

Respecto a la educación, el estudio da cuenta que un 21,1% de los que realizan labores para el mercado en condiciones de riesgo, no asisten a la escuela y que uno de cada cuatro de los que van a algún establecimiento no está en el grado educacional que corresponde.

Según el nuevo informe global de la OIT: "La Eliminación del Trabajo Infantil: Un Objetivo a Nuestro Alcance", en el año 2006 se detectó que desde el año 2000 hasta el 2004, el número de niños y niñas trabajadores disminuyó globalmente en un 11%: de 246 millones en 2000, a 218 millones en 2004. Esto significa que 28 millones de ellos dejaron de trabajar en el mundo en cuatro años.

La eliminación del trabajo infantil no puede realizarse de manera aislada. Resulta indispensable proporcionar trabajo decente y sostenible para los padres y educación de calidad para los niños y niñas. Sólo así se podrán superar las inequidades que comienzan desde la infancia.

Un Chile sin trabajo infantil es posible.

Ley que regula el Trabajo Infantil en Chile

Según el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, Chile ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que expresamente establece que debe protegerse a los niños, niñas y adolescentes contra la explotación económica y social. Estando igualmente en contra del empleo de niños en trabajos nocivos para la salud y moral, o en las cuales peligre su vida o se corra el riesgo de perjudicar su desarrollo normal.

La Presidenta Michelle Bachelet, promulgó el año 2007 en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Ley 20.189, que modifica el Código Laboral ajustándolo a los convenios de la OIT, los cuales establecen una serie de exigencias para niños y adolescentes que trabajan.

A partir de ese día, una persona menor de edad sólo podrá trabajar si cuenta con la autorización expresa de los padres y sólo podrá ejecutar tareas livianas, además de acreditar que cursa estudios y que el trabajo no interferirá en su educación regular. Su jornada laboral no podrá superar 30 horas semanales. En ningún caso los menores de 18 años podrán trabajar más de ocho horas diarias.

En caso de ausencia de los padres, la autorización debe prestarla el abuelo o abuela (materno o paterno) o los guardadores, personas o instituciones que hayan tomado a su cargo al menor. A falta de todas las anteriores, la autorización la hará el inspector del trabajo respectivo.

Por ley, los niños no pueden realizar trabajos nocturnos que se efectúen en establecimientos comerciales e industriales, entre las 22:00 y las 7:00 horas. Además establecen un mínimo de 11 horas de descanso para quienes, con autorización, realizan faenas en otro tipo de establecimientos industriales o similares.

Existiendo dos excepciones:
• Trabajos realizados únicamente con miembros de la familia, bajo la supervisión de uno de ellos.
• Varones mayores de 16 años, en trabajos que según su naturaleza deban necesariamente continuarse de día y noche.

Trabajo Infantil, pobreza y exclusión


Según la Dirección del Trabajo, en nuestra región trabajan cerca de 20 millones de niños, niñas y adolescentes. El 50% de ellos tiene menos de 14 años de edad. Asimismo, la mitad de los adolescentes de entre 15 y 17 años que trabajan, realizan labores que se ubican dentro de las peores formas de trabajo infantil.

Según la Pág. Web antislabery, la mayoría de los niños y niñas son contratados porque son menos propensos a exigir mejores salarios o mejores condiciones laborales, algunos empleadores plantean que, los niños resultan más capacitados para realizar ciertos tipos de trabajos por su menor tamaño.

El trabajo infantil, está muy relacionado con la pobreza ya que los niños y niñas trabajan porque sus familias son pobres y su trabajo es un pilar fundamental para el sustento y supervivencia de su familia.

Es evidente que existe una relación entre el trabajo infantil y la pobreza, puesto que los niños que trabajan son casi exclusivamente pobres. Pero la pobreza no es la causa del trabajo infantil; el hecho de que la proporción de trabajo infantil varíe dramáticamente entre países de niveles similares de desarrollo económico lo demuestra. En China, por ejemplo, ha habido muy poco trabajo infantil en las últimas décadas, según fuentes diplomáticas de EUA, porque tomaron la decisión política de mandar los niños a la escuela. Lo mismo ha ocurrido en el estado Kerala, en la India, que lo ha prácticamente abolido. De estos dos ejemplos se deduce que el trabajo infantil sólo puede existir si es tratado como aceptable cultural y políticamente.

Para Eugenio San Martín, director del Servicio Nacional de Menores, SENAME, “el trabajo infantil es uno de los fenómenos de mayor complejidad, en el que influyen factores culturales, geográficos, sociales y económicos, los que sumados a la modernidad y el consumismo facilitan esta realidad”.

Según la entrevista al Consejo Internacional de la marcha global contra el Trabajo Infantil, para muchos niños y niñas, la escuela no es una opción. La educación puede resultar costosa y algunos padres y madres creen que lo que sus hijos e hijas aprenderán allí no tiene nada que ver con las realidades de su vida cotidiana y de su futuro. Ésto nos da cuenta de una exclusión escolar que están sufriendo los niños que trabajan, ya que todos los estudios indican que una de las principales causas de abandono escolar es el trabajo infantil. Los niños y niñas que trabajan a tiempo completo no asisten al sistema escolar y quienes desarrollan actividades laborales en jornadas parciales son los(as) más propensos al fracaso y a la deserción escolar. No es posible pedirle (o exigirle) a un niño o niña que compatibilice su jornada de trabajo en el campo o en la calle, en el mercado, ladrilleras, minas, construcción o en el servicio doméstico con la jornada escolar. No es posible pedirle (o exigirle) a un niño o niña cansado, preocupado por aportar económicamente al ingreso familiar, asustado por las situaciones de violencia que vive permanentemente en el lugar de trabajo que asista a la escuela y rinda adecuadamente las materias que allí debe aprender. Serán analfabetos de por vida, nunca tendrán un título elemental. Analfabeto no podrá defender sus derechos, tampoco cuando sea adulto.

Otro tipo de exclusión que sufren estos niños es, la exclusión de la Tecnología ya que esta avanza rápidamente y los niños no tienen oportunidad de aprender sobre ésta, y quedarán obsoletos, a causa de ello pueden sufrir discriminaciones de sus pares y cuando lleguen a la edad adulta no encontrarán un empleo óptimo y digno de cualquier persona.

Referencias:
http://www.antislavery.org/homepage/antislavery/SPAchildlabour.htm
http://www.dt.gob.cl/1601/article-95855.html
http://www.campanaderechoeducacion.org/downloads/trabajo_infantil.pdf
http://www.monografias.com/trabajos/einfantil/einfantil.shtml

Conociendo desde la perspectiva de un infante que trabaja…


Para continuar con nuestro análisis, realizamos una entrevista a un joven llamado Jorge Arredondo Campos, de 15 años de edad, el cual cursa segundo medio en un liceo de Rancagua. Él trabaja en un negocio de su vecindario, todos los días de la semana y también los sábados y los domingos desde las 17:00 hrs. a las 21:30 hrs.

Jorge nos cuenta que decidió trabajar debido a que su familia no cuenta con los ingresos suficientes para poder satisfacer las necesidades básicas de todos sus miembros. “Yo soy el hombre de la casa y el hijo mayor, debo ayudar a mi viejita con los gastos de la casa”, nos contó el joven, lo cual nos hace reflexionar sobre en que situación se encuentra Jorge y quizás cuántos niños en Chile, debido a la necesidad y el compromiso que sienten frente a su familia.

“Muchas veces debo trabajar más horas y salirme de clases”, nos dijo el joven, debido a que en su hogar en ocasiones ya no tienen ni que comer y menos cómo trasladar a sus hermanos menores al colegio. Además destaca “En el liceo, me va ma o ma no más”, ya que según él trabaja y va a la escuela muy cansado porque en todo el día no tiene momentos para descansar como lo hacen sus compañeros de clases. Sintiéndose de esta manera, en desventaja por el cansancio tanto físico como mental frente a sus pares.
Y agrega “Mientras mi viejuja trabaja, la Gabriela se queda junto a una vecina”, esto ocurre debido a que su madre debe trabajar como asesora del hogar y su hermana menor no tiene quién la cuide. Además nos cuenta que en varias ocasiones ha tenido que entregar gran parte de su sueldo a la vecina por quedarse junto a su hermana, lo cual genera en él angustia debido a que siente que su plata no puede disfrutarla.

“Don Omar se aprovecha de mí, a diferencia de sus otros empleados”, Jorge cree que por el hecho de ser menor, su empleador no respeta el horario de término de la jornada y no tiene los mismos derechos de sus compañeros de trabajo, lo cual avala las palabras de la Directora Ejecutiva de UNICEF Ann Veneman “los niños y niñas que trabajan son víctimas de malos tratos, violencia física y psicológica o abusos por parte de sus supervisores o compañeros de trabajo “.

El fin de mostrar esta entrevista, es dar a conocer una realidad que está más cercana de lo que uno se imagina, la cual sufren muchos niños y niñas en Chile y en el mundo. Además porque sin duda las palabras de Jorge son el reflejo de una situación que se vive a diario en nuestro país. Ésta realidad nos tiene que hacer meditar sobre ¿Qué debemos hacer nosotros como futuros Trabajadores Sociales cuando nos enfrentemos a situaciones como éstas? ya que un niño pobre que abandona los estudios por el trabajo, es un niño condenado a vivir eternamente en la pobreza.

Trabajo Social y Trabajo Infantil


La problemática del trabajo infantil, ciertamente afecta a toda Latinoamérica, siendo de suma importancia el papel que juega el profesional del Trabajo Social, quien en su rol de agente educativo debe promover el cambio y la superación de este problema social.
El trabajador social, tiene que hacer fomento a la concientización de que todo menor de edad, debe cumplir con un tipo de labor inserto en el sistema educativo, del cual no puede desentenderse ni mucho menos apartarse.

Chile, ni tan lamentable ni tan afortunado, es el país con menor porcentaje de trabajo infantil a nivel Latinoamericano, lo que da ciertas esperanzas de que con un trabajo en redes, donde el trabajador social sea quien implemente políticas que ataquen esta dificultad la cual retrasa el desarrollo humano tanto a nivel nacional como internacional, y también sea el encargado de educar tanto a los padres como a los hijos, sobre el tema que nos convoca, esta temática puede ser reducida o aniquilada en su totalidad, permitiendo así la superación de la pobreza y la exclusión conllevadas del problema, por medio de la educación y orientación que otorgue el profesional del trabajo social.

El papel que desempeñe el trabajador social es central para el tratamiento de esta problemática, ya que este puede otorgar las técnicas necesarias tanto a los padres de familia como a sus hijos, para que busquen la solución a sus problemas de un modo en que sus hijos no se vean involucrados y por lo tanto no deserten del sistema escolar, asegurando un futuro con más oportunidades de inserción en la sociedad y en lo económico también.

Finalmente, el trabajo social debe ser quien otorgue los pasos y guías al profesional, para que en conjunto con la sociedad superen el trabajo infantil, derivado de la pobreza, propiciando así un porvenir seguro a las futuras generaciones, de modo tal, que la educación sea su pilar fundamental de progreso y por qué no, de felicidad dentro de la dura realidad en que se vive actualmente, tanto en Chile como en muchos otros países en donde los niños son presa del trabajo infantil, donde se vulneran sus derechos de niños y así también se vulnera su integridad como seres humanos, personas con voz, derechos, que sienten, piensan y razonan.

He ahí la misión del trabajo social y su profesional.